Porque desde que somos muy pequeños hasta que morimos una de las cosas que nunca cambian, de las pocas cosas que nunca lo hacen, sin importar si eres de la China o de la opuesta América Latina, hombre o mujer, blanco, amarillo, negro o azul; es el dolor por lo perdido. Ese sufrimiento universal. Intrínsico al ser humano. Y lo que duele precisamente es tu ausencia de dolor, de sentimientos. Que rápido borraste todo. Lo superaste, en palabras textuales, pasaste página y cicatrizaste. Bueno, esto último no, porque para cicatrizar hay que tener una herida y ambos sabemos que eso nunca lo has tenido, nunca jamás lo he permitido. Y aun así…
En resumen, eso es lo que duele. Lo poco que fue para ti y lo fácil que fue ponerle fin y superarlo, borrarlo. Tú pediste la cuenta, y yo aun estoy pagándola.