“Aterrizajes de emergencia en tu sofá”

Dániel cerró la puerta con brusquedad mientras Rose seguía besándolo apasionadamente. Aquel torrente de besos y pasión había comenzado de improviso, sin control y sin razón, lanzando dos corazones al galope salvaje.

               Caminaron por el pasillo sin dejar de besarse de una manera primaría, animal y pasional. Las paredes de la casa fueron testigos de algún que otro golpe desmedido de uno de los dos cuerpos mientras el otro se dejaba llevar. Iban sembrando ropa en su lento caminar por el pasillo. Que si la cazadora de Dániel por aquí, que sí el suéter de Rose por allí… hasta llegar al salón. Se quedaron congelados en el marco de la puerta mirándose fijamente. Hablándose con los ojos inyectados en pasión y en deseo. El viaje llevaba turbulencias y debían aterrizar. Rose estaba entre los brazos de Dániel, con un sujetador rojo y negro de encaje y unos leggins; sus zapatos y el resto de su ropa se había perdido por el camino. Los rizos de su pelo cabalgaron ferozmente en el aire cuando Dániel al aupó y cogió en el aire. Caminaron unos pasos, sin dejar de besarse apasionadamente. Rose liberó su pecho de aquel cinturón de Woman’s Secret y Dániel aprovecho la situación para besar lo que ante sus ojos había sido puesto en libertad. Mientras los besos de él encendían más y más la pasión de Rose, ella se agarraba al cuello de él, mientras sus piernas permanecían enrolladas al acintura de Dániel y sus dedos jugaban con su pelo negro.

               Dániel se aproximó al sofá y dejó caer con cuidado en el mientras Rose seguía enganchada a su cuerpo. El primer tramo de aquel viaje había llegado a su fin, con un aterrizaje de emergencia en el sofá…